Pela los ajos y cortalos de arriba a bajo en cuatro partes, fíjate en la foto del final del post. Pon una sarten al fuego con abundante aceite, fríelos con cuidado de que no se quemen. Cuando estén doraditos sácalos y ponlos a escurrir en papel absorvente. Añade sal y pimienta al gusto. Pásalos a un plato y listo!.
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